El pasado 9 de mayo iniciamos la conmemoración de nuestro 30º aniversario con la celebración de una conferencia-debate con la copresidenta del Club de Roma Internacional, Silvia Zimmermann del Castillo. El encuentro llevó por título «El desafío de la humanidad atrapada entre dos eras».

Como copresidenta del Club de Roma Internacional, Silvia Zimmermann del Castillo se ha propuesto  algunos caminos a desarrollar. El primero, que el Club de Roma no puede ser algo aparte de sus capítulos; en la situación mundial actual, es necesario trabajar en red. Así, estrechar vínculos con los capítulos es uno de los objetivos que se ha marcado para su mandato como copresidenta.

El Club de Roma es una asociación dedicada a lo que comprendemos que es el bien, que son los valores, y en este momento muchos valores están abocándose a destruir. Ya en 1974, nuestro fundador Aurelio Peccei, hablando de los límites del crecimiento, dijo algo que hoy debemos retomar: la civilización, y fundamentalmente occidente, ha pasado por distintas revoluciones, y hay que tener clara conciencia de que no es posible un desarrollo productivo infinito en un planeta de recursos finitos. Pero todo esto no iba a calar hondo hasta que el mundo no lleve adelante una cuarta revolución, la humanística. Es, por tanto, necesario promover un nuevo humanismo.

¿Y qué es el humanismo? Citando a Heidegger, es la reflexión y toma de conciencia del cuidado que cada tanto tiene que potenciar el ser humano. Es decir, cada cierto tiempo hay que replantearse el humanismo.

El ser humano es un animal, y el humanista que creemos ser de nacimiento es una construcción. El volverse ser humano, con humanidad, es un esfuerzo (educación, cultura, intercambio…). Pero tiene su contraparte, que es una esencia animal que cada tanto reaparece para llevarlo a una bestialización. Esto se produce en ciclos históricos. Y cuando ocurre a nivel civilizatorio y político puede significar el fin de la humanidad. Hoy tenemos muchos ejemplos de esto. El problema es que humanizarse exige un esfuerzo muy grande, pero bestializarse es fácil e inmediato. por eso hay que cuidar el ser del ser humano constantemente.

Pero hemos llegado a tal grado de madurez que no nos replanteamos qué es ser ser humano, para humanizarnos cada vez más y prevenir nuestra bestialización.

En este momento histórico estamos viviendo algo inédito. Si bien las crisis y los desafíos  históricos han sido muchos, en este momento estamos atrapados entre una era que se desvanece  y otra nueva que aún no sabemos bien cuál es. Estamos a pocos años de alcanzar la singularidad, que es ese momento en que la máquina supere en inteligencia al ser humano. Algunos filósofos dicen que estamos a 20 años de alcanzarla. Esto supone que la IA nos supere en inteligencia. De hecho, ya nos está superando en inteligencia racional, lógica. Pero esa IA, lo que todavía no ha desarrollado son otras dimensiones que son eminentemente humanas, y sobre esto están trabajando los filósofos. Estamos cayendo en lo que dijo Heidegger, que ya en 1954  vio el peligro de que la técnica (lo que hoy llamamos tecnología) fuera tan fuerte que el ser humano abandonara su ser y se subsumiera a la inteligencia tecnológica. Esto supondría ir perdiendo nuestro propio lenguaje y subsumiéndonos al lenguaje binario, como ya está pasando. Y así perderíamos la casa del ser, hasta tal punto es importante la palabra y que nos reunamos a hablar en lenguaje humano. Estamos esclavizándonos a la IA que nos va a superar.

Otros filósofos trabajan en un futuro no tan lejano, en el que, a raíz de este avance científico y tecnológico, los seres humanos vamos a ser cada vez más artificiales. Será bueno porque vamos a vivir más. De aquí a 100 o 150 años se espera que alcancemos cierta inmortalidad.

Cada vez somos más artificiales, y al mismo tiempo los robots se nos asimilan más porque se trabaja en que sean cada vez más orgánicos. Así, llegará algo que ya adelantó la ciencia ficción. Es un futuro nuevo e imprevisible. ¿Qué hacemos? No podemos negarlo, pero tenemos que preguntarnos más qué es ser humano. Hay que replantearse la dimensión humana.

El joven filósofo Markus Gabriel dice que en este momento en que todo es ciencia y tecnología y tenemos una fe ciega en ella, espiritualmente es muy útil. Pero urge comenzar a trabajar una nueva ontología, una investigación y reflexión filosófica sobre el ser.

Von Neumann, padre de la computación, ya dijo que no hay cura para el progreso, cada progreso que llega es para quedarse. Es una extensión del ser humano. Pero debemos encontrar un antídoto contra el exceso de racionalidad. Ese exceso hoy implica subsumirnos a la tecnología. Y hay cosas del ser humano que hay que cuidar o las dejaremos de usar.

Y la filósofa estadounidense Martha Nussbaum dice que a fuerza de tener una fe absoluta en la ciencia y la tecnología estamos olvidando que hay otros caminos de conocimiento, como por ejemplo las emociones. Hay que recuperar qué nos dicen las emociones, porque es una forma de conocimiento que todavía no ha desarrollado la máquina, y nosotros, en vez de prestarle atención, la ocultamos porque no dice cosas “serias”.

Según Markus Gabriel, hay espacios de la experiencia humana que están fuera del cerebro. Por creer solamente en la racionalidad estamos olvidando todas estas formas de ser ser humano. Hay muchos posibles para el futuro. Pero hay que trabajar ya en él, no hay otro lugar para trabajar el futuro que el presente.

Esto es lo que como copresidenta quiere promover en el Club de Roma. Seguimos hablando de cambio climático, etc. Pero tenemos que hablar también de esta ontología, porque la humanización es una labor continua y constante.

Humanizarnos más implica descentrarnos, dejar de pensarnos como el centro de todo, y, sin dejar de humanizarnos cada vez más, entendernos como parte de un biocentrismo, porque somos vida. Esto no nos quita poder, al contrario, nos da el poder de mayor responsabilidad.

El poeta argentino Jacobo Fijman tenía un grado de locura tal que él mismo era consciente de su propia locura, y en un poema dijo: “Sálvate mundo mío abriéndote a los infinitos”. Así que nos tenemos que abrir a los infinitos y salvaremos el mundo.

GVCECR con Silvia Zimmermann del Castillo: «El desafío de la humanidad atrapada entre dos eras». Copresidenta mundial del Club de Roma.

Silvia Zimmermann del Castillo fue discípula y colaboradora del escritor argentino Jorge Luis Borges, con quien estudió literaturas antiguas anglosajonas e islandesas. En 1973, el Mozarteum Argentino le otorga una beca para residir en el atelier de la Cité des Arts en París donde realizó estudios sobre folklores del mundo. En París se radica por espacio de 8 años. Allí forja una profunda amistad con Atahualpa Yupanqui, Paco Ibañez, Georges Moustaki, y se dedica a la música. Sigue estudios de Antropología Social y Cultural en l’École Pratiques des Hautes Études de La Sorbonne, especializándose en las culturas mexicanas con Jacques Soustelle. De regreso en Buenos Aires, completa los estudios de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (1979).

En 1983, edita su primer poemario, “La otra orilla”. El Diccionario de Mujeres Argentinas (Editorial Plus Ultra) la incluye entre las mujeres de la historia nacional. Ha dictado conferencias y seminarios de Literatura en centros tales como la Universidad de La Sorbonne (Francia), Universidad de Bolonia (Italia), Universidad de Bath (Reino Unido), la Academia Nacional de Escritores de Azerbaiyán, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador o la Universidad Simón Bolivar (República Dominicana).

En 2006, funda el Capítulo Argentino del Club de Roma, dedicado a la salvaguarda ambiental y el desarrollo sostenible de las sociedades. En 2017, dirige el Encuentro Internacional del Agua, co-organizado entre el Club de Roma y el Pontificio Consejo de la Cultura, celebrado en el Vaticano e inaugurado por el Papa Francisco en la Plaza San Pedro. Actualmente, preside el Capítulo Argentino del Club de Roma y es Full Member del Club de Roma Internacional.

Es columnista del diario La Nación, en su sección de Opinión y en el Suplemento Cultural Ideas. En Japón, en el Museo Mokichi Okada de Arte, tuvo a su cargo la dirección de “Dialogues in Paradise”: encuentros presenciales entre personalidades de la cultura, el arte y las ciencias de diversos países de Oriente y Occidente para dialogar sobre temas de arte, cultura y sociedad. Fue la directora internacional de la Cátedra Mokichi Okada de la Belleza, en la Universidad de Bolonia, Italia. Fue distinguida como Embajadora de Paz, por la Fundación Internacional Mil Milenios de Paz.

Entre sus obras literarias están: ‘La otra orilla’, ‘La Dimensión de lo Imposible’ y ‘Manuel y la lluvia’. Próximamente publicará ‘Caminando con Borges’. Memorias y anécdotas de los años con el escritor, y ‘Celebración de la Luz’.Obras aún inéditas: ‘Los conjurados de la Profunda Noche’ y la novela infantil ‘Aventuras en la Cuarta Dimensión’.