EL pasado viernes 17 de junio, el Grupo Vasco del Club de Roma celebró una conferencia-debate con la intervención de Carlos Bargos, director general de Cáritas Bizkaia, que bajo el título de “La realidad que ves y la realidad que es. La mirada de Cáritas Bizkaia”, analizó la situación de las personas en situación de exclusión social en nuestro territorio y la labor que Cáritas realiza para paliar este problema.

“Hace 30 años que no damos alimentos ni ropa; proporcionamos las herramientas y los mecanismos para que las personas puedan cubrir sus necesidades”, explicó Carlos Bargos, cuya organización fue reconocida en 2019 con la A de oro de Euskalit por su gestión.

“Nuestros métodos deben adaptarse a las nuevas situaciones y las nuevas expectativas de las personas”, afirmó Bargos, para quien las políticas sociales “no tienen que ser de interés general, que favorezcan a la mayoría, sino de interés común, que favorezcan a todos”.

Bargos usó el término “indignadores” para referirse a aquellos “indicadores que nos indignan” sobre la exclusión social, y lamentó que, si antes se hablaba de marginación de personas, ahora se habla de “descarte de las personas que no nos valen”.

En su intervención, el director general de Cáritas Bizkaia ofreció multitud de datos que se pueden consultar en el pdf adjunto. Entre ellos, destacó, por ejemplo, las más de 2.000 personas voluntarias con las que cuenta la organización -el 78% mujeres-, las 1.769 personas sin hogar atendidas en el último año o los 2.667 empleos directos generados en sus empresas de inserción.

Respecto al perfil de las personas atendidas por Cáritas Bizkaia, el 61% son autóctonas, casi la mitad familias con hijos, y de ellas la mitad son monoparentales, fundamentalmente encabezadas por mujeres.

Bargos expuso las 6 grandes dificultades que han encontrado en Euskadi:

  • Acceso a la vivienda
  • Cuidados
  • Acceso al empleo (decente)
  • Regularización
  • Brecha digital
  • Aislamiento y soledad

Observatorio de la realidad

Como explicó Carlos Bargos, la exclusión social no es solo pobreza, tiene que ver con el empleo, la participación social, la salud, el conflicto, la privación material, la vivienda, la educación o el aislamiento.

El índice de exclusión social en Euskadi alcanza el 16,3% de la población, más de 300.000 personas, y de ellas, 200.000 están en exclusión severa.

Si bien la situación en Euskadi es mejor que la media estatal, destacó que en 2021 han crecido las personas en exclusión frente a 2018, pasando del 13,9% al 16,3%, y lo que es peor aún, la exclusión severa ha pasado del 4,4% al 9%, es decir, se ha duplicado.

En concreto, Cáritas Bizkaia ha detectado cinco grandes brechas de exclusión social:

  • Ingresos. Sin aporte económico no hay acceso a bienes básicos (vivienda, medicamentos…).
  • Digitalización (en la pandemia ha sido un bom), con una carencia de dispositivos, conexiones y competencias.
  • Etapa vital (jóvenes, personas con menores a su cargo…).
  • Genero (las mujeres sufren más la exclusión social).
  • Origen (6 de cada diez inmigrantes están en exclusión social).

Carlos Bargos puso un ejemplo muy ilustrativo de cómo afecta la exclusión social a las personas que la sufren. “Mientras en la pandemia del Covid-19 hemos tenido ERTE, políticas de apoyo, etc., los que están en exclusión, en la economía sumergida, no han tenido ningún apoyo”. En este contexto, Cáritas generó una aplicación en solo 3 días para hacer llegar dinero a gente en exclusión a través del móvil (más de 4 millones de euros).

Carlos Bargos también quiso romper algunos de los estereotipos que la sociedad tiene sobre las personas en situación de exclusión social: “Ocho de cada diez personas en riesgo de exclusión lo intentan a diario, pero la dinámica en que vivimos genera esa exclusión”. Para estas personas, muchas de las cuales han tenido experiencias vitales muy duras, romper esa dinámica que les excluye resulta casi imposible.

La guerra en Ucrania

Respecto a la situación generada por el conflicto de Rusia en Ucrania, Carlos Bargos quiso también referirse a todas las Ucranias que existen, porque en Cáritas trabajan con personas de 100 países diferentes. “Ahora se han generado una serie de apoyos a la población ucraniana que no tienen estos otros. Hay una discriminación positiva”, explicó. “Está bien a ayudar a las personas ucranianas, pero ¿por qué no a los demás?”, se preguntó.

En cuanto a las personas refugiadas como consecuencia de la guerra, Bargos explicó que se han generado dos niveles de protección. El primero a nivel jurídico, que da derecho de residencia a los ucranianos. Y el segundo, un sistema de acogida a personas sin medios propios.

Pero en esta crisis “el sistema es tan riguroso que no ha dado la respuesta adecuada”, afirmó Bargos, quien argumentó que hay 88.000 solicitudes al año de refugio en España, pero solo se admiten el 10%. De hecho, explicó que tres de cada cuatro refugiados en Euskadi esta fuera del sistema oficial.

Aun así, Cáritas ha hecho una importante acción sobre el terreno en Ucrania, con apoyo económico, alojamiento, apoyo psicosocial, protección…, y con acción especifica en centros educativos.

Solo en Euskadi, Cáritas ha ofrecido ayudas económicas a 703 unidades de convivencia por valor de más de 500.000 euros, además de dar otras muchas formas de apoyo.

Actualmente, sin embargo, se percibe un agotamiento de las familias acogedoras, a la vez que ha caído el interés social y mediático por las personas refugiadas de Ucrania. “La solidaridad ha durado tres meses”, lamentó Bargos.

Por otro lado, está habiendo un retorno significativo, pues parece ser que el Gobierno de Ucrania ha pedido el retorno a sus funcionarios y quiere también volver al curso escolar en septiembre para recuperar la normalidad.

En cualquier caso, Carlos Bargos insistió en que hay que garantizar apoyos similares a personas en situaciones similares.

Ya en el debate, Carlos Bargos lanzó también algunas ideas y situaciones que perciben desde Cáritas Bizkaia:

  • El crecimiento de la soledad y el aislamiento es importante, aumentan las personas mayores que viven y mueren solas, y personas que no tienen quien les ayude en su día a día.
  • Destaca la exclusión de origen multifactorial, a la gente le han ocurrido diversas experiencias en poco tiempo.
  • Vuelve a destacar que las políticas de interés general no protegen a las personas más débiles. Hacen falta políticas de interés común.
  • Al voluntariado le pide un compromiso estable.
  • La simplificación de la pobreza y la exclusión hace que no tengamos empatía (con ideas como “ese es pobre porque quiere” o “no hace nada para dejar de serlo”).
  • Se muestra descreído con la idea de que el empleo sea la clave de la exclusión; hay un porcentaje significativo de personas con empleo y en exclusión social.
  • La RGI (Renta de Garantía de Ingresos) es un sistema que funciona y que tiene que mantenerse y mejorarse. Un mal uso de ese sistema por parte de alguna persona no puede desprestigiarlo.

Finalmente, entre sus preocupaciones, Carlos Bargos citó el debilitamiento de la comunidad cristiana y la falta de relevo generacional, así como el agotamiento de los equipos que trabajan con Cáritas en los últimos años, especialmente intensos, en los que han tenido que salir al paso de la urgencia generada por la crisis económica, la pandemia, la guerra de Ucrania… “No tenemos músculo suficiente para estar continuamente en situación de emergencia, porque no somos una organización de emergencia, sino de acompañamiento a largo plazo”, resumió.

A continuación están disponibles los vídeos de la conferencia y el debate posterior